Los elementos culturales pertenecientes a las comunidades indígenas, tales como la lengua, técnica y expresiones artísticas, llevan años difuminándose. Quizá, a consecuencia de la calidad de vida a la que los jóvenes indígenas pueden aspirar dedicándose a ellas aunado a que no cuentan con herramientas para ayudar a su comunidad y debido a, que para acceder a una educación de calidad, les resulta imperativo abandonar su tierra en busca de mejores oportunidades, cada vez son menos los jóvenes que no cuentan con el conocimiento cultural de sus antecesores.
Por supuesto que existen jóvenes que aún los conservan e incluso otros más que se dedican a luchar por la preservación de los mismos, cantidad y esfuerzos que no son suficientes para lograrlo y menos cuando se enfrentan a una sociedad que no lo cree necesario, que lo ve como algo extraordinario e histórico, como si de dinosaurios se tratara. Es fundamental, entender que dichos elementos son parte de la identidad del país, que están vigentes y que son indispensables, por lo tanto, lo natural es que estén disponibles para aquellos que lo necesiten.
Partiendo del escenario descrito, recordando que uno de los sujetos vulnerables a contraer y presentar síntomas graves de COVID-19 son los adultos mayores, si el virus llegase a extenderse, con la misma aceleración que hasta ahora, entre la totalidad los adultos mayores de las comunidades indígenas que además fueran de los pocos que dominan la lengua, técnica y arte de su comunidad, estaríamos frente al peor escenario, y no sólo por las lamentables pérdidas humanas sino también culturales.
La lengua, tiene el carácter de urgente puesto que para garantizar cualquier derecho es indispensable conocerla, sin ir más lejos, el derecho a la salud por ejemplo. Ante la pandemia que nos encontramos atravesando, ¿Estarán siendo atendidos oportunamente y recibiendo indicaciones en su lengua, antes y después de llegar a los centros de salud? Claro, en el mejor de los casos que estén recibiendo atención sanitaria. No encontré mejor ejemplo para develar la desigualdad y nulo interés que se tiene por este sector de la población, hechos que no se limitan a este tiempo y contexto pero que los hacen visibles.
Igual de útil será, de no atender la necesidad por demás expresada, para rescatar algún otro elemento cultural que se haya dejado plasmado en su lengua. Es realmente alarmante el porcentaje de hablantes de su lengua nativa de las diferentes comunidades indígenas, siendo la lengua Maya la más hablada con un 23% de acuerdo al INEGI, aclarando, que el desuso de una lengua jamás será convicción de su pueblo.
Es el momento oportuno para rescatar los elementos culturales pertenecientes a las comunidades indígenas, y no solo fomentar su aprendizaje sino también su reconocimiento y esparcimiento. ¿A caso el COVID-19, al igual que la Estado, hará una excepción y mostrará el mismo desinterés por atacar a las comunidades indígenas?
